Los augurios no quitan lo «caliente»: Carlos Marín (Milenio)

Por Carlos Marín, Publicado en Milenio

Contra lo insulsas que fueron sus primeras seis semanas, las siete restantes de las campañas que terminan este miércoles (desde luego sin que se lo propusieran los candidatos presidenciales o porque así lo planearan sus “estrategas”) consiguieron lo mejor a que se puede aspirar en el juego de la democracia: calentar el ambiente para las elecciones del próximo domingo.

Las promesas, contradicciones, críticas, recriminaciones, descalificaciones, mentiras y verdades en contra y de cada quien, desatadas a partir del sorpresivo incidente en la Universidad Iberoamericana que parió al movimiento decididamente antipeñista #YoSoy132, han creado una gran expectación; primero, sobre quién se alzará con la Presidencia de la República y, segundo, sobre la composición política de la próxima legislatura del Congreso de

la Unión.

Según todas las encuestas de las casas mejor acreditadas (entre éstas, de manera relevante, el seguimiento diario de MILENIO-GEA/ISA), Enrique Peña Nieto es, con holgura, el preferido de la mayoría de consultados, seguido por Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota (en este orden, pero en virtual “empate técnico”) y, a la cola de todos, el candidato de una franca ideología liberal y sobresaliente polemista, Gabriel Quadri.

Los que apuntan para quedar en segundo y tercer lugar, sin embargo, afirman: él, estar arriba de Peña “dos puntos”, y ella, que le faltan solo “dos” para alcanzar al puntero. Si se les cree (no han querido dar el nombre de alguna encuestadora que sostenga tan optimistas estimaciones), el desenlace, como en el hipódromo, será “de fotografía”.

En lo caliente que se ha puesto la cosa ha sido determinante el combustible de la revelación de la cena del pase de charola (por seis millones de dólares: equivalente a casi tres veces más de lo permitido por la legislación) que hicieron algunos de los colaboradores de AMLO en las Lomas de Chapultepec, así como la reacción del propio López Obrador con la siembra de la sospecha (seguida por tumultos de devotos, particularmente en el Distrito Federal y algunas localidades del sur-sureste del país) de un improbable “fraude” (tan fantasioso como el que ideó para intentar explicar su derrota de hace seis años frente a Felipe Calderón). Ayer, por cierto, insistió en que los priistas andan “comprando votos”, a sabiendas de que, con o sin su consentimiento, miles de sus brigadistas reparten a pobres despensas en bolsas “ecológicas”, con su imagen impresa y los colores del PRD.

Este domingo por la tarde, aquí en MILENIO, varios editores, en un divertimento de puro azar, casamos dos apuestas: una, cuántos puntos de ventaja sobre el segundo lugar sacará quien gane la elección presidencial; la otra, los nombres del primero, segundo y tercer lugar, con sus respectivos porcentajes de votación.

Consumadas las elecciones, en este espacio serán balconeados tanto los montos de las quinielas como los nombres y funciones de ganadores y perdedores. Casi ninguno se atuvo estrictamente a las mediciones ni al orden en el podio de ninguna encuesta…

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